Crear entornos laborales inclusivos no es solo una estrategia competitiva, sino una necesidad para cualquier organización que aspire a ser líder en su industria. Más allá de políticas y programas, la inclusión impulsa el respeto, la innovación y el compromiso profundo de los empleados. En un mundo globalizado y diverso, las empresas deben reconocer y valorar las diversas perspectivas y potenciales de su fuerza laboral para alcanzar su máximo potencial.
Para conseguir sumar a todos los miembros organizacionales a la estrategia de inclusión, María señala que el primer paso es “que la gente que toma decisiones esté convencida y crea genuinamente en la causa de la diversidad, equidad e inclusión.”
Propone dos enfoques efectivos a tomar en cuenta de manera inicial: “el primero es presentar datos que demuestren los beneficios empresariales de la inclusión, como la retención de talento y la mejora del rendimiento organizacional.
El segundo enfoque implica apelar a la empatía y la conciencia humana, destacando la importancia de entender y respetar las experiencias y perspectivas diversas de los colaboradores”.